lunes, 4 de julio de 2011

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío

1 de julio de 2011. Primer viernes del mes de julio. Como cada primer viernes, día de la Divina Providencia. Es costumbre, encender una vela y orar para que nunca nos falte casa, vestido y sustento...ni los santos sacramentos en los últimos momentos. Además, este 1 de julio ha sido un día muy, muy especial.

Día del Sagrado Corazón de Jesús.Una devoción que marca una entrega total no sólo a la Providencia, sino a Jesús mismo. Una entrega de la vida completamente en las manos de Dios.

Hoy en día, hay personas que critican esta forma de creer, esta devoción tan especial, personal y única. La asocian con ignorancia, con costumbres de gente de pueblo. ¿Pero qué hay de los fieles, que con estudios profesionales, de posgrado incluso, con desarrollo profesional e intelectual pleno, son conscientes de que hay algo más allá de nuestra autosuficiencia? ¿Por qué creen en Dios y en su Sagrado Corazón?

Estoy convencida que es el mismo Jesús quien constantemente nos llama uno a uno, cada quien sabemos cómo y cuándo, pero de que nos llama, nos llama. Y llega un momento -nunca es tarde, ni temprano-, llega el momento perfecto de Dios en que, por fin, respondemos a su llamado y nos entregamos a ese corazón dolorido, herido, pero pletórico de un amor incondicional que rebasa toda razón humana.

Al estar frente a una imagen del Sagrado Corazón, es inevitable sentir un latido especial en nuestro propio corazón. Es una fuerza que viene desde dentro de nuestro espíritu, ese es el llamado. No necesariamente a volvernos religiosos, pero sí a renacer, a volver a empezar, entregando todo, pero TODO a Jesús.

"Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único". Y Él a su vez, nos da, a cada segundo, su corazón entero. Un mar de amor. Un amor divino, que no juzga ni reclama, sino que espera pacientemente con los brazos abiertos. ¿Hay algo más irresistible que esto? Cuando vencemos a nuestro Ego, nos dejamos sumergir en el Mar del Amor de Jesús. Y entonces, ya no hace falta nada más.

Sagrado Corazón de Jesús, perdónanos y sé nuestro Rey. Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío. Por siempre, tuya soy, mi vida entera la pongo en tus manos. Estando así, confiada a Jesús, con mi vida en Sus manos, ¿de qué me puedo preocupar? Abandonada a su Sagrado Corazón, ¿qué más podría desear? Ahora es cuando llega la paz, y se experimenta una nueva forma de vida, mucho más tranquila y plena. Es Jesús, sutilmente, Jesús.

sábado, 2 de julio de 2011

El misterio de la trinidad


En la religión católica hay muchos "misterios" que prueban nuestra fe en Dios y en la Iglesia. Hubo un tiempo en el que no se permitía cuestionar sobre ellos, sólo había que creer y ya. Luego, hubo un tiempo en el que al contrario, la formación religiosa, la invitación a preguntar, a estudiar sobre la fe fue muy abierta. Pienso que también la educación que cada quien recibimos de pequeños en nuestras familias tiene el peso más fuerte en nuestro concepto actual de la religión.

En mi caso, por ejemplo, cuando en la Iglesia hablaban de la Santísima Trinidad o en el Colegio nos decía que Dios era uno y trino por ser Dios y además dividirse en 3 personas distintas, causaba ciertos cuestionamientos. En mi familia, siempre se aceptó hablar de cualquier duda sobre los misterios de la Iglesia y mi mamá, siempre me aclaraba y sobre todo, explicaba con mucha naturalidad cada punto, de manera que a mí ya no me quedaban dudas.

Recuerdo que cuando ella me explicó el misterio de la Trinidad, tomó 3 velas, las encendió y unió las 3 llamas, me preguntó, ¿qué ves ahí? y le dije: Una sola llama, grande, brillante, interminable. Entonces me dijo, así es Dios. Luego, separó las velas y me dijo, ahora ¿qué ves? Y le dije, pues tres velas y tres llamas, separadas. Me preguntó: ¿y el hecho de que estén separadas, te hace pensar que son 3 llamas completamente diferentes? Y le dije, no, porque se trata del mismo fuego. Sólo es un fuego, que está en una o más velas, pero si se unen, entonces son uno solo. Así, me dijo mi mamá, es exactamente, Dios.

Recordé esta bella enseñanza que marcó en mucho mi fe actual, porque hace poco tomé un curso de meditación y la gente, católicos y de otras religiones, tenían problemas para comprender los conceptos "ser espiritual", "Dios", "Religión" y "muerte", que eran los temas del taller y meditaciones. Alguien preguntó: ¿entonces, son 3 dioses distintos? Y no aclaraba para sí, si los católicos éramos politeístas o monoteístas.

Pensé en la enseñanza que mi mamá me dejó en mi infancia al respecto y cómo en ese entonces, mis dudas al respecto se aclararon, no tengo más problema con ese "misterio". Entendí que sigue siendo "misterio" en la medida en que los humanos buscan racionalizarlo, como la persona que lo cuestionó en el curso que comento. Por eso hoy, entre los adultos, hay problemas de fe, de identidad espiritual, porque desde pequeños, hubo dudas, inquietudes, y no se contó con la oportunidad de compartirlas ni clarificarlas.

Curiosamente, al día siguiente, fui a misa. Y era justo el día de la Santísima Trinidad, así que en la homilía, el sacerdote explicó muy a su manera, y para mi gusto, volvió a ser de una manera sencilla, metafórica, pero muy clara, este misterio. Él dijo: ¿ustedes saben cuál es la fórmula científica del agua? Y los fieles contestaron: H20. Así es. Pues esa fórmula es como Dios. Es la base, el centro, el sustento, la raíz, el código, la fórmula es Dios. Dondequiera que la escribas, en cualquier idioma, te dirán: Es Agua! Y el agua además, es vida, como Dios.

Sin embargo, podemos tener un vaso con agua, verter un poco en un recipiente y congelarlo, o calentar otro poco hasta que se evapore. En sus 3 estados: líquido, sólido y gaseoso, seguirá siendo H20, Agua...pues así es Dios y el misterio de su Santísima Trinidad.

Para mí, la palabra "misterio", como ya dije, se la pusieron los humanos, al encontrar dificultad en explicar esta manifestación de Dios. A mí me queda clarísimo que Dios es uno y como es omnipotente y omnipresente, está en todos lados, al mismo tiempo, como está en ti, en mí. Y cuando es necesario, es Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Se ha manifestado de 3 maneras distintas para que comprendamos que al amarlo con todas nuestras fuerzas y entendimiento, amaremos así al prójimo, como a nosotros mismos. No hay tanto misterio al final. En sí misma la Trinidad sólo nos viene a confirmar nuestra fe y si nos percatamos cuestionando, pidiendo explicación, negando al corazón confirmar La Verdad y permitiendo al Ego dudar, entonces, tendremos que seguir en el camino de la búsqueda de esta fe.

Si entonces le pedimos al Espíritu Santo, una de las 3 personas de Dios, de las 3 manifestaciones de Dios con nosotros, entonces, esa clarificación de Fe llegará más rápido de lo que imaginamos.

Dios es uno, en tres personas distintas, pero también está en ti, como está en mí y nosotros en Él. Amén.